Los cambios necesarios para salir de la agonía

Cansada, hastiada, decepcionada, engañada… Y así podría seguir enumerando hasta agotar los calificativos de cómo se siente la afición decana, esa que es la única que tiene sentimientos en todo este círculo tenebroso en el que se ha convertido el Recreativo de Huelva. La única afición de España que ha salvado a su club de la desaparición, siendo partícipe de una de las ciudades con más paro de toda España, pero ahí estuvo para no dejar caer a su equipo. La que se saca su abono haya o no pandemia, haga frío, llueva o truene, esa que defiende cada latido del Decano del fútbol español. Y se hace por sentimientos, por defender la herencia de padres a hijos y por salvar una de las pocas señas de identidad que por desgracia aún nos queda todavía. Y todo este esfuerzo realizado por la gente de a pie, debe de ser recompensado ya de una mismísima vez.

Sólo por esta gente, tendrían que sudar sangre los que están al frente de la entidad (propiedad) para devolverle todo el esfuerzo y sacrificio que realizaron en su día, en pro de darle una estabilidad al club de sus amores y dejar atrás embargos, la agonía de los 30 de junios, faltar a los pagos con plantilla deportiva y no deportiva etc. Sólo por esta gente, el Ayuntamiento tiene esta ‘deuda moral’ con la entidad y tiene que hacer que el club vuelva a ser un ‘club normal’, en el que solo se hable de fútbol y no de despachos y juzgados.

El gran problema del club no es Calle, no era Claudio, ni tampoco Alberto Monteagudo (que también tienen su cuota de responsabilidad). Este problema va mucho más allá de que Zamora haya errado en sus dos temporadas al frente de la dirección del equipo (como así ha sido) o de que los jugadores sean tal o cual. El gran problema de este bendito club reside en las deudas a corto plazo a las que tiene que hacer frente. El club se encuentra ahogado, bajo agua, sin sacar su cabeza a flote, porque en la categoría en la que milita no genera los ingresos necesarios para pagar todas las deudas urgentes y que llegan a las oficinas del Nuevo Colombino día sí, día también. Ese es el gran problema del club.

Siempre se ha dicho que a ‘grandes problemas, grandes soluciones’. Pues es el momento de que su propietario de un paso al frente, que ejerza como tal y que ese paso al frente sea de verdad. Si queremos seguir navegando, esta deuda a corto plazo, hay que pasarla como sea, pero como sea, a largo plazo. Yo no tengo la solución mágica, pero para dar con esa solución ya están los mandamases que cobran por ello, los que se encuentran en los sillones del Ayuntamiento gracias a nosotros. Son esta serie de personas las que tienen que dar con la solución de convertir la deuda del club a largo plazo, y tienen que hacerlo por cielo, tierra, mar y aire. Esta solución de la que hablo, pero que a la vez desconozco como se podría articular, tiene que servir para poner al club a ‘cero’, aglutinar todo el importe a deber en una sola letra y que el acreedor o acreedores le/les fije unas cantidades a devolver acorde a la categoría en la que se compita y que sean asequibles para que el club con sus ingresos pueda autogestionarse por sí mismo. Ese tiene que ser el objetivo de su propietario y no ir parcheando la situación como se ha venido haciendo desde que se expropió el club hasta ahora. Porque se paga tarde y mal. Y da la sensación que lo que se quiere con esta filosofía es sacar rentabilidad política. Es decir, pago cuando ya no quede otra opción y otra vez: «El Ayuntamiento ha vuelto a salvar al club». Este es el CAMBIO DE MODELO del que vengo hablando.

Y precisamente escribiendo estas líneas, leo en prensa, que todo apunta a que, en la Junta General de Accionistas a celebrar en marzo o abril, existirán cambios en el Consejo de Administración. Si dicha información fuera cierta, estaríamos ante otro nuevo y gran ERROR. GRAVE ERROR. No se trata de cambiar peones, esa no es la solución que requiere el club. Otro parche más del que venía hablando anteriormente. MISMO PERRO, PERO CON DISTINTO COLLAR. Esto es lo que la afición no puede consentir. Es lo mismo que cuando pitan a un palco, que la directiva de turno se carga al entrenador para desviar la atención y así acallar las críticas. Pues éste supuesto movimiento de cambio de peones es igual. El fondo del problema seguiría siendo el mismo.

Para ir finalizando, insisto, hay que cambiar el MODELO DE GESTIÓN. Llevamos así desde la expropiación y cada año la situación tiende a empeorar. La solución del club pasa, perdonen que insista, por pasar la deuda de corto a largo plazo. Desconozco el proceso como he comentado anteriormente, pero es lo que hay que exigirle a la propiedad. Quiero un club que pueda echar a andar por sí solo, en la categoría que sea, pero por sí mismo. Una vez que esto suceda, y estando de acuerdo que un Ayuntamiento no puede ni debe gestionar un club de fútbol, el propio Ayuntamiento debería de buscar dos o tres candidaturas de profesionales para dirigir los designios del club y que sean votadas por los socios, con el único objetivo de presentar superávit al final de cada ejercicio económico. Las glorias deportivas tienen que ser una consecuencia de una buena gestión económica y no al revés, como está sucediendo hoy día. A mí, siempre me han dicho que la casa hay que construirla desde los cimientos y no empezar por el tejado.

Y para terminar mi exposición, un acto que debe ser innegociable. Decir la verdad a la gente, con ‘luz y taquígrafo’ de la situación real del club en cada momento, para que así su masa social sepa a ciencia cierta cuál es la realidad del club y se mentalice de ella. Esto, muy probablemente, disminuiría el nivel de exigencia, estoy completamente seguro de ello. La afición, siempre que se sea honesta y franca con ella, nunca dejará solo a su equipo, juegue donde juegue el Decano. Pongo las manos en el fuego por ella, porque yo soy un miembro más de esa masa social y los sentimientos nuestros van mucho más allá de la categoría deportiva en la que se milite.