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Y por fin un domingo sin fútbol

La opinión de nuestro colaborador, Manuel Obel.

Domingo sin fútbol… Y menos mal. Hacía tiempo que no disfrutábamos de un fin de semana tranquilo y placentero. El Decano, por desgracia, nos tiene acostumbrados esta temporada a todo lo contrario.

Pero no vengo a hablar de fútbol en su máxima expresión, sino de la situación institucional del club. Últimamente y mala señal es esta, hablo más de esta parcela que de otra cosa. Y es que todavía colea entre los aficionados recreativistas la rueda de prensa ofrecida por el Consejo de Administración el pasado viernes.

Vaya por delante y así lo he manifestado en muchas ocasiones, que hay que estar muy agradecidos por la labor de todos los consejeros desde que entraron a ocupar sus cargos allá por octubre de 2016. Se pusieron al frente de una nave a la deriva cuando nadie quería coger el timón, poniendo en juego su patrimonio personal por servir al club de sus amores. Y tampoco hay que olvidar que hasta tuvieron que aguantar querellas criminales por aquellos que se vendían como los salvadores de club. Todo eso y mucho más que no puedo detallar aquí en tan pocas líneas.

Todo eso lo sé y no lo escondo. A ellos me ha unido también, con el paso de estos años, una cierta relación personal. Como muchos aficionados, ya que se trata de una directiva accesible, con los que se puede hablar desde la cordialidad.

Pero una cosa no tiene nada que ver con la otra. Esa relación que pueda tener con los actuales consejeros, no me ha influido y nunca me influirá a la hora de verter cualquier opinión al respecto de la situación actual de mi club. Soy un aficionado más que se expresa libremente, desde el máximo respeto y además tengo una cosa muy clara: La camiseta y la entidad está por encima de todo y de todos. Mi único interés ha sido y será siempre luchar por el escudo. Y desde ese sentimiento vierto mi crítica.

Y es que la rueda de prensa anteriormente citada fue un desajuste más de esta temporada. No se puede entender, en estos momentos, ni una sola justificación por el mal resultado obtenido en este campeonato. No hablamos de cualquier cosa, sino de que el Decano va a jugar por primera vez en sus 131 años de historia en la cuarta categoría del fútbol español y eso como mal menor. En el horizonte, ocho partidos que pueden definir el futuro del club, donde nos jugamos evitar la catástrofe de bajar otra categoría más. Los bolos veraniegos que jugábamos años atrás en pretemporada, pueden convertirse en rivales directos para la temporada 21/22. Así de triste y sonrojante es la actual situación.

Permítanme elevar el torno. Como he dicho y así lo saben ellos, no es nada personal, pero considero aún más grave que ninguno de sus responsables piense en dimitir, tras todo lo descrito en el párrafo anterior. Nadie da un paso al lado. Nadie asume su cuota de responsabilidad en esta bochornosa temporada. Y se justifica esa continuidad manifestando que lo importante es la supervivencia del club y la gestión económica, que también… Ver para creer. ¿Pero no se supone que ‘la actividad’ de un club de fútbol es la de dedicarse a meter más goles que el contrario? ¿Y la supervivencia de la sociedad no será siempre menos costosa si se aspira siempre a militar en una categoría superior?

La verdad que no entiendo nada. Las palabras que escuché este viernes las sentí como un insulto a la inteligencia del aficionado. ¿Alguien me puede explicar cómo se hace una campaña de socios con los mismos responsables al frente del mayor desastre deportivo de la entidad? Pongamos algo de cordura por favor, no puede ser que seamos el único club de fútbol del mundo que cosecha estos resultados y no pasa absolutamente nada.

Pero por encima de la gestión del Consejo de Administración y de los profesionales responsables de la parcela deportiva está la propiedad, que es la que tiene una mayor cuota de responsabilidad. Si los actuales gestores siguen al mando, es porque ellos quieren que así sea. Ni más ni menos. No entiendo ni comparto qué significado tiene para la propiedad la palabra ‘reestructuración’. Dejar de contar con Zamora cuando finalice su contrato el 30 de junio, ¿es una reestructuración? Un cambio de responsabilidades dentro del propio club, en el que el gerente pase a ostentar el cargo de consejero-delegado y un consejero pase a liderar el departamento de comunicación y marketing del club, ¿esa es la reestructuración real que demanda la afición o es solo un parche ejecutado por los máximos responsables de todo esto, Gabriel Cruz y Pepe Fernández?

Lo vengo manifestando desde hace tiempo. El cambio de fichas en el Consejo no es la solución a la entidad. Es necesario un cambio de MODELO DE GESTIÓN DE CLUB, en el que la afición tenga un papel más relevante que ahora en el devenir de la entidad. Ya es hora de darle su sitio. En otro momento podré explicarme con mayor amplitud, pero es evidente que esta y otras propuestas son igual de válidas, y que lo que no es negociable es continuar con el modelo actual, ese que nos ha llevado a las catacumbas del fútbol español. Lo vengo manifestando hace tiempo: a grandes males, grandes soluciones. Y es ahora o nunca. Así lo requiere el momento actual que vive la entidad.

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