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La vuelta de la lucha innegociable sobre el verde

Once del Recre ante el San Fernando.

Molesto, enfadado, irritado, enojado… Estos son algunos adjetivos que podría incluir dentro de mis sentimientos después de que el Sr. Guzmán Mansilla pitara el final del partido entre el Recreativo de Huelva y un San Fernando que llegaba al Colombino como nuevo líder de la categoría y después de una gran racha de resultados, tras ganar siete de sus últimos ocho partidos.

Sí, como leen… No es que ahora me haya vuelto loco ni cosa parecida alguna. Es la sensación que tuve cuando vi a un equipo sudar la camiseta de verdad, pelear cada pelota como si fuese la última, mordiendo cada pase del rival, repleto de intensidad, fuerza y coraje. Justo esto es lo que gran parte de la afición le venía reclamando a sus jugadores, que no arrastraran el escudo, que hicieran honor a la camiseta que llevaban y que se podría ganar, perder o empatar, pero que la lucha tenía que ser innegociable.

Y eso es lo que pasó en el día de ayer. Es más, si el resultado obtenido llega a ser distinto al que finalmente se dio (victoria por 3-1), estoy convencido de que todos hubiéramos estado orgullosos de los nuestros, porque cada uno dejó en el verde todo lo que llevaba dentro y al final esto es un juego donde hay que meter una pelotita entre tres palos. No todos los días se está igual de acertado, o el rival de turno es superior a ti en calidad técnica, o simplemente, comete menos errores que tú. Pero este domingo no fue ese día.

Lo que cambió en el partido de ayer con respecto al resto de encuentros disputados hasta ahora, a excepción de algunos matices tácticos que luego detallaré, fue la ACTITUD sobre el terreno de juego. ACTITUD con C. Y eso es lo que duele, porque estoy totalmente convencido que si los futbolistas se hubieran empleado el resto de encuentros con esta motivación y esa ansia de luchar que se demostró en el Nuevo Colombino ante el San Fernando, no estaríamos ni por asomo en la posición que ahora ocupamos en la tabla clasificatoria. Es así de triste, pero es la realidad.

Porque si ayer tuvieron esa actitud de la que hablo, no logro entender por qué no se empleó en los partidos anteriores. Por mucho que lo pienso, no me entra en la cabeza. Han sido muchos los partidos que hemos perdido este año porque los rivales que nos enfrentábamos se emplearon como lo hizo este domingo el Recreativo de Huelva. No fueron superiores en calidad técnica, sino que pusieron encima de la mesa dos bemoles, ni más ni menos. Y eso, con la situación institucional en la que se encuentra el club, que gran parte de su supervivencia depende del éxito deportivo, me resulta muy triste…

Pero lo pasado, pasado está y ahora hay que refrendar esta imagen (si son con resultados mucho mejor) en todos los partidos que quedan por disputar. Todos. Lo hicieron ayer, así que no perdonaría que, en lucha, correr y ganas de competir, volviéramos a las andadas. Ya no. Nos estamos jugando mucho, así que eso es innegociable. Como dice el refrán: más vale tarde que nunca.

En cuanto al partido en sí contra el líder fue el mejor de la temporada en todos los aspectos. La clave táctica que, bajo mi punto de vista, hizo desnivelar la balanza a favor de los pupilos de Antonio Calle fue la de hacerse dueño y señor del centro del campo (amen del 1-4-4-2 por el que reconozco que siento especial debilidad). ¿Y quién jugó ayer en esa posición?

Ya ustedes lo saben y pueden recordar cuantas veces he venido recalcando que la pareja Dani Molina- José Antonio González no le daban esa consistencia y empaque necesario al equipo, y que el Recre carecía de un jugador de carácter defensivo que supiera aguantar la posición, que hiciera las ayudas a los costados cuando fuese necesario, que ganara las segundas jugadas… Pues todo eso lo dio en el partido el canterano Fran. Inconmensurable encuentro el suyo.

Parece mentira que hayamos tardado 14 partidos en darnos cuenta de esto que comento. Ya lo demostró cuando salió de inicio contra la Balona en Huelva y el equipo, con él en el campo, volvió hacerse dueño y señor de la parcela ancha. Lo que pasa es que, tras la derrota en Marbella, Claudio Barragán hizo que fuera él el que pagase los platos rotos de ese resultado y volvió a dejarlo fuera del once para volver a insistir en la pareja Dani Molina-José Antonio González. Esperemos que a la tercera sea la vencida y se le dé continuidad al equipo de ayer, porque desde chiquitito me han enseñado, que lo que funciona no se toca…

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