Una vez que ya uno digiere el bochornoso espectáculo vivido ayer en tierras canarias (otro más) y lo ve todo de una forma mucho más tranquila, serena y clara, me dispongo a escribir estas líneas. Hoy no vengo a opinar del partido en tierras canarias. No tengo argumentos para escribir algo que no haya dicho ya. Ridículo tras ridículo. Sería volver a repetir lo mismo y no es mi intención poder llegar a aburrir a aquellos que pierden su tiempo en leerme, semana tras semana y que por cierto desde aquí les doy las gracias por ello.
Quiero aprovechar esta oportunidad que me brinda mi amigo Manu López para poder transmitir lo que creo, en mi humilde opinión, es el sentir de gran parte de mi afición. Sí, mi afición, porque yo soy partícipe de ella. Un sufridor más como muchos de mis camaradas y a esta afición, mi afición, la defenderé hasta el final.
Esta gente de las que les hablo señores jugadores y dirigentes, se echaron a la calle un 22 de octubre de 2015 para levantar la voz en contra del que era en ese momento el propietario del club. Diez mil personas. Si señores jugadores y dirigentes. Como leen. Después de la manifestación de marzo de 1988 en la que la sociedad onubense demandaba una Universidad, la del 22 de octubre fue la que más apoyo y asistencia tuvo en toda la historia de la ciudad. Y el motivo de concentración fue única y exclusivamente salvar a su Recre. Para que ustedes comprendan el sentimiento tan calado que existe en torno a este bendito club.
Meses después, la propia afición organizó una campaña de salvación. Se recaudaron en torno a 900.000 euros para no dejar morir a su club, para que este pudiera competir a la temporada siguiente. Si, señores jugadores y dirigentes. La provincia con mayor paro de España, donde los recursos económicos de la mayoría son para ir al día y para muchos ni para eso… Pues esta gente, pusieron de su bolsillo 10, 20, 30, 50 euros… Hasta llegar a la cantidad citada anteriormente. Si, señores jugadores y dirigentes, como leen. Y lo pusieron por amor a unos colores, en defensa de una de las pocas señas de identidad que la ciudad conserva todavía, por una herencia que se transmite de padres a hijos, todo por amor a su escudo.
Y el último ejemplo de esta bendita locura, porque podría poner muchos más, lo tenemos en esta temporada. Casi 8.000 aficionados recreativistas se sacaron su carnet aun sabiendo que no pisarían el estadio en todo el año, después de cinco temporadas en Segunda B y coqueteando con los puestos de descenso menos la temporada 18/19. Sin olvidarnos que el año pasado fue otro desastre deportivo salvado ‘in extremis’ por la desgraciada situación de COVID-19. Si, jugadores y dirigentes. Casi ocho mil abonados. Como leen.
Pues a esta gente que ayer no pegó ojo, que todos se escribían los unos a los otros para buscar un hombro en el que poderse apoyar para ahogar sus penas, se les debe una explicación. Esta gente de la que les hablo, no merecen que sus jugadores arrastren el escudo por campos de pueblo, con todos mis respetos para ellos, no merecen que al utillero no le haga falta lavar la ropa porque no hayan sudado la camiseta. No merecen que su club sea portada en los periódicos por impagos a sus trabajadores, por embargos judiciales. No merecen que a este punto y hora no haya dimitido ninguno de los responsables de habernos llevado hasta aquí. Esta gente, después de todo lo que ha luchado por mantener con vida a su equipo, no merece eso. No merecen que se use el escudo como arma política.
Se merecen que se les dé una solución de verdad, una restructuración profunda de la entidad. No me vale lo que está por venir. Cambios de peones para así acallar a la masa social, a su fiel afición. Mismo perro pero con distinto collar. Ustedes dirigentes saben que actualmente, en la situación en la que se encuentra el club, nadie vendrá a ‘invertir’ en el mismo (ni yo personalmente quiero que eso pase). Esta gente se merece que su equipo sea cercano con ellos, que cada aficionado se sienta identificado con los valores de su club, que sean escuchados en una asamblea consultiva como así quedó aprobado en sus estatutos en Junta de Accionistas, que se articule algún mecanismo para que tengan cierto poder de decisión en el club, su club y que se les hable siempre con la verdad por delante. Que no se le oculten hechos por muy desagradables que estos puedan llegar a ser y que se busque una solución definitiva a la entidad o un plan de viabilidad a medio-largo plazo, con un proyecto deportivo serio, consecuente y estable, volver a parecernos lo máximo posible a lo que fuimos antes de convertirnos en una SAD.
Es el momento de ingeniar un nuevo modelo de club, de ser nuevamente pioneros en esto del fútbol. Sólo así se le puede compensar a esta gente. Que no se olvide nunca jugadores y dirigentes, que el Recre somos nosotros. Que todos ustedes algún día se irán y quedará el escudo y la entidad. Podremos ser pobres, jugar en Trebujena o en Barbate, pero queremos hacerlo con dignidad. Con esa que requiere 131 años de historia. A esta gente se les debe eso y mucho más. De hecho estoy convencido, que compita el equipo en la categoría que compita, esta gente volverá a pasar a la historia como «los que nunca te fallaron».
