Comentaba tras la victoria del sábado que el próximo encuentro contra el San Fernando era fundamental para calibrar si el equipo era capaz de alcanzar esa regularidad que todo conjunto necesita para que al final del campeonato termine en la zona noble de la tabla. Manifesté entonces, al igual que en la salida a Marbella, que si no se podía sacar los tres puntos era muy importante al menos no perder. La mentalidad debe ser la de ir arañando puntos fuera de casa y en este caso esta exposición se acentúa mucho más, ya que el cuadro gaditano es en teoría un rival directo por el objetivo que lucha el Recreativo. Ganarles supondría dejarlo a la misma distancia y ya con un partido menos. Pero nada, nueva derrota fuera del Colombino, como casi siempre desde que Claudio se hiciera cargo del equipo la temporada pasada. Y es que así es imposible estar arriba.
Si miramos sus números como visitante, solo ha sido capaz de sumar un punto de quince posibles desde que se hizo con las riendas del equipo. Ayer volvimos a ver lo de casi siempre cuando jugamos fuera de casa. Es decir, se juega intentando neutralizar las virtudes del contrario, el once inicial del que se dispone es para lograr el mismo objetivo, el sistema más de lo mismo… Y al final esto hace que no te centres en explotar tus propias virtudes, que no potencies las cualidades que tu plantilla te ofrece y que no intentes profundizar en asentar los conceptos y las ideas de juego que tú propones. Y las consecuencias de este planteamiento, de esta idea, ya sabemos cuál es… Como he dicho antes: 1 punto de 15.
En cuanto al juego desplegado en el Bahía Sur, nada nuevo bajo el sol. El equipo sale a contemporizar al rival y no de forma decidida a por el partido. Sale a verlas venir -el mismo entrenador se quejó de ello en rueda de prensa de la puesta en escena de su equipo- y en cuanto encaja un gol el partido ha terminado. Se sigue jugando a lo mismo, no se aportan soluciones para remar a contracorriente, no se cambia nada e incluso parece que el equipo contrario juega más cómodo que nunca. Un juego muy previsible, estático, intentando entrar por el centro cuando en el fútbol casi todo el daño que se le puede crear al rival es creando superioridad en bandas… Pero nada de nada, lo mismo que llevamos viendo en cada partido que el Decano juega como visitante.
Como ayer manifestaba mi buen amigo y ‘compañero de batalla en la causa albiazul’ en Redes Sociales, Eduardo Calero: «No sé por donde pasa la solución, pero lo que si sé, es que así no se puede seguir«. Pues eso mismo siento yo. La trayectoria que lleva el equipo no es para ser optimista. Diez puntos de veintiuno en juego. La regularidad de la que estado hablando semanas atrás no llega. Números de equipo ramplón, de ir a trancas y barrancas como se suele decir… Con este ritmo de puntuación no da para terminar en marzo entre los tres primeros. Como he manifestado, no sé cuál es la solución, pero para ello ya se encuentran los profesionales del club. Supongo que ven, al igual que todos, que el rumbo actual del equipo no es el deseado para aspirar a cotas altas.
Manuel Obel nos traerá su opinión tras cada partido del Decano.
